Texto: Juan Vicente Marcilla Peidró
@juanpeidro
Lente olvidada
sobre los árboles más altos,
un duende que no camina,
el sol esquivo atravesando las ramas
y un arcoíris de luz remando
Atravesar un puente,
la lluvia
merodear por el valle que no termina,
caer atravesando cataratas,
sonreír al sol tardío,
dormir fresco junto a la hierba
y al caer la noche
ver la luna
coronada de estrellas
sobre el mar.
Despertar
con un escalofrío del viento
y contemplar
las rojas montañas,
las nubes con su pincel de luz,
montículos de arena
sobre el nítido amanecer,
y el alma reposada
junto a la brisa
que acompaña sus matices.
Solo allí, después de tanto correr,
uno se encuentra con el niño que creía perdido
y baña su responsabilidad en el lago profundo de sus ojos
Solo allí, los sueños se convierten en miel,
y el tiempo es como una canción lenta
de violines sobre la escarcha azul.